Medio Ambiente

Costa Rica ocupa sólo un 0,03 por ciento de la superficie terrestre (tiene sólo 51.100km2). No obstante concentra cerca del 6 por ciento de la biodiversidad del mundo.

Su riqueza natural, tanto en especies como en ecosistemas, se explica en parte por su posición geográfica. Estar situada entre las masas continentales de Norte y Sur América le permitió, durante miles de años, ser puente de un sinnúmero de especies de animales y plantas. Otro factor a tomar en consideración, ha sido la amplia extensión de sus dos costas: una costa caribeña de 255kms y una de cara al Pacífico de 1103 kms; así como un sistema montañoso que provee numerosos microclimas y un mar territorial de 589.000km2

El sistema de Parques Nacionales y Reservas comprende una superficie de 1342 hectáreas, o sea un 25.6% de la superficie del país. Estas áreas comprenden islas y playas; bosques lluviosos y secos, volcanes activos, fuentes termales, cavernas, relieves, cañones de ríos y cataratas. Esta herencia biológica, producto de millones de años de evolución, nos obsequia el espectáculo de una naturaleza no transformada del todo, o poco o nada domesticada. Los servicios que estos ecosistemas brindan a la humanidad son múltiples. Por un lado están los servicios no ambientales: leña, madera, plantas, cortezas, raíces, hojas, semillas, frutas, flores, y demás que han alimentado la cultura, la industria y la investigación científica. Por el otro los beneficios ambientales: control de la erosión causada por las lluvias y el viento; la protección del agua, de los suelos, la fijación y almacenamiento de carbono que mitiga el efecto invernadero y la biodiversidad entendida como la variedad de seres vivos en un ecosistema determinado

Costa Rica ha suscrito cuarenta y cinco tratados ambientales internacionales (la mayoría ratificados entre 1990 y 2003). Se han promulgado además múltiples cuerpos normativos como: la Ley Orgánica del Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (MINAET, 1993); la Ley del Ambiente (1995); la Ley Forestal (1996) y la Ley de biodiversidad (1998). A partir de la aprobación de esta última, la conservación y gestión sostenible del medio ambiente cuenta con una mayor concreción. La Ley aborda la demanda social de conservar y proteger la biodiversidad y las especies amenazadas. Además recoge las medidas sobre la demanda social de conservar, proteger y explotar de manera sostenible los recursos biológicos para asegurar la calidad de vida de las generaciones futuras y la supervivencia del patrimonio natural.

La administración de la riqueza biológica costarricense le corresponde al Ministerio del Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (MINAET), y dentro de éste específicamente al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), responsable de la conservación y promoción sostenible de la biodiversidad del país, concentrada en gran medida en sus bosques primarios y secundarios, manglares, humedales y plantaciones forestales.

El Instituto Nacional de Biodiversidad INBio se creó como una iniciativa privada, sin fines de lucro en 1989. Su labor es investigar, divulgar y promover el uso sostenible de la diversidad biológica del país. Ha sido pionera en el establecimiento de convenios de investigación a nivel internacional para la búsqueda de sustancias químicas, genes, etc., presentes en plantas, insectos, organismos marinos y microorganismos, que puedan ser utilizados por las industrias farmacéutica, médica, biotecnológica, cosmética, nutricional y agrícola. Esta institución ha obtenido reconocimientos importantes, tanto nacional como internacionalmente, entre ellos: el Premio Príncipe de Asturias (1995) y el Tech Museum 2003: tecnología beneficia la humanidad (2003). Su INBioparque es un aula abierta al público que integra la biodiversidad con la investigación científica, la educación y la recreación.

 

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